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DIFUSIÓN, ACCIÓN CULTURAL Y EDUCACIÓN

Pedro Lavado Paradinas
Jefe de Difusión de la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes Ministerio de Cultura. España
Resumen:

Las actividades en museos y centros culturales necesitan de una planificación previa de difusión, acción cultural y educación. Tenemos la responsabilidad social de facilitar la comunicación entre los objetos atesorados por museos y colecciones y las realidades sociales en que vivimos. Debemos tomar conciencia del servicio que debemos prestar a la comunidad, de nuestra responsabilidad en apoyar, divulgar y acrecentar el Patrimonio transmitido por las generaciones pasadas, para poder transmitirlo a las próximas generaciones. En este sentido, se presenta un amplio abanico de propuestas y experiencias desarrolladas para acercar y hacer partícipes de la cultura a la diversidad de público.


Abstract:

Diffusion, Cultural action and Education

The cultural activities in museums and centres need a previous planning of diffusion, cultural action and education. We have the social responsibility ensure communications between the objects hoarded by museums and collections and the social realities in which we lived. We must become aware from the service that we must lend the community, of our responsibility in supporting, disclosing and to increase the Patrimony transmitted by the passed generations, to be able to transmit it to the next generations. In this sense, one appears an ample fan of proposals and developed experiences to approach and to make contributor of the culture to the public diversity.


I PARTE 

1.- Introducción

Todos los proyectos culturales y educativos que acompañan a las exposiciones temporales o permanentes y a cuantas acciones podamos imaginar en museos y centros culturales han de estar sujetos a una planificación de difusión y de acción cultural. Esta no sólo atañe a su valor de servicio a la cultura, sino que incluso se revela como un mecanismo más de incidencia en el colectivo social que forman el público al que van dedicadas estas actividades, así como los medios de comunicación social y otros grupos a los que se integra en esa misión comunicativa y responsable.

Es hora pues de tomar en consideración que cuanto hacemos a nivel expositivo y pedagógico tiene en su base un trasfondo de responsabilidad social fuera de los consabidos caminos de propaganda, inauguraciones festivas y acciones más o menos justificadas por el marchamo de una política cultural.

Desde hace bastante tiempo, tanto el Comité Internacional de Museos (ICOM), como otras instituciones han venido a desvelar el valor de una acción al servicio de los colectivos sociales y un conocimiento del público y de sus demandas. En el primero de los casos, los responsables educativos de Museos, encuadrados en el comité CECA (Comité para la Educación y Acción Cultural), o todos cuantos se preocupan de departamentos y servicios pedagogía, difusión o comunicación deberán responder a esa perspectiva de servicio y atención al público. En el segundo caso, todos los estudiosos de las demandas del público, bien a través de estudios, encuestas, seguimiento de exposiciones y muestras y cuanto competa a la demanda cultural y a su oferta, tienen dentro de estos departamentos un campo específico para realizar esos estudios. Esta ha de ser pues una respuesta a unos anhelos y expectativas de conocimientos y superación por parte de ese público real y en muchos casos del posible público potencial que aún no ha llegado al museo como parte de conocimiento de su entorno, su cultura y pasado o de puesta al día en temas científicos y socio-históricos. Desgraciadamente, muchas de las acciones culturales llevadas a cabo por los organismos encargados de difundir ese pasado y facilitar la comunicación entre los objetos atesorados por museos y colecciones y las realidades sociales en las que vivimos, no suelen pasar por los mismos caminos y a menudo se desvelan como flor de un día en inauguraciones y festividades fastuosas. En ellas importa más asombrar y arrastrar a mentes ingenuas con un aparato que parece más propio de una fiesta barroca y de fuegos artificiales, que de sistemas comunicativos contemporáneos y de una responsabilidad social, donde se aglutinen conocimientos y una revalorización de los contenidos activos, caso de una toma de conciencia y respuesta antes problemas y temas candentes y reales, en la que la comunicación, las relaciones humanas y la integración escapen de esos artificios temporales y creen una continuidad educativa y un salto en el progreso y desarrollo social.

Una recientísima exposición, organizada por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, exhibida en Río de Janeiro, Brasil bajo el título de: "España, siglo XVIII: El sueño de la Razón" ha permitido no sólo el superficial y temporal conocimiento con objetos y obras de arte de la Ilustración Borbónica en España y su proyección hacia América, sino que gracias a los propios equipos de Difusión y de Educación ha servido para acercar al sustrato social carioca y brasileño en general, algunos de los condicionantes de la idea cultural y social de la Ilustración en el Viejo Mundo y su puesta en relación con temas sociales de actualidad o una aportación a diversas actividades con grupos escolares, marginales y de integración. Por todo ello, hay que ser consciente de que la regla de oro de la difusión cultural, no sólo debe atender a las demandas de una sociedad, deseosa de conocer y participar, sino que también atañe a aspectos de comunicación, sensibilización, motivación y toma de conciencia de que estamos al servicio del Patrimonio Histórico y Cultural y que incluso otros Patrimonios como el natural y ambiental nos son de interés por su relevancia y por su precariedad. Ser la voz y la imagen de los actos culturales se entiende desde una óptica de servicio a la comunidad y de desarrollo de esfuerzos para proteger, acrecentar y difundir ese Patrimonio que nos legaron los mayores y que tenemos que transmitir a nuestra vez a nuestros hijos.2.- Difusión en Promoción de Bellas Artes           

La Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes, dentro de la política cultural del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, tiene a su cargo acoger proyectos y canalizar propuestas para lograr que tanto las exposiciones temporales e itinerantes, como las ayudas al arte español y a cuantos difunden este rico Patrimonio sirvan para hacer más efectivo este trabajo y lograr una mayor repercusión de estas muestras en el público. Cinco son los pasos que considero imprescindibles para hacer que cualquier exposición, actividad, premio o ayuda tengan una repercusión en la vida pública. Por orden de actuación y de más generales a particulares, los pasos a dar atienden a: /.- Difusión en los medios de comunicación social y con un gran abanico de actividades, 2.- Creación de un material documental y gráfico en el que los más modernos medios audiovisuales estén presentes, 3.- El apoyo interno a la exposición y las formas de contacto con el público asistente, 4.- La producción y generación de productos sobre la base del guión original de la exposición y 5.- La evaluación, corrección y conclusiones de tal acción con vistas a su posterior uso o a las alternativas para otras manifestaciones del mismo tipo.1.- Difusión en los medios de comunicación social           

Hay que entender que con ello no sólo preparamos el camino para abrir interés y motivar a este tipo de muestras, sino que creamos un público potencial, incluso muchas veces desconocedor de estos productos culturales y de su disfrute. Colgar el anuncio de una exposición y un calendario de actividades de promoción de las Bellas Artes de España en la red y bien on-line u off-line ir desarrollando herramientas para el conocimiento de un tema, una idea o un aniversario es algo que debe estar en la mente de comisarios, diseñadores y responsables del área de difusión desde mucho antes de que la idea vaya cobrando cuerpo en la realidad de una exposición o actividad de promoción.            

La programación e itinerancias de una muestra se van desarrollando muchas veces en el transcurso de su actividad. ¡Qué duda cabe que muchas exposiciones cobran con su éxito de público una mayor demanda, más allá de nuestras fronteras y posiblemente también en lugares en los que nunca pensamos tener tal presencia! Pero también es cierto que muchas de estas acciones pueden ser programadas e incluso apuntadas desde un inicio. Me estoy refiriendo a un arte de hacer exposiciones que nada tiene que ver con lo efímero de una fecha o personaje, que en muchos casos pasa sin pena ni gloria, de no ser por estos fastos y con una incidencia en espacios muy puntuales. Exposiciones sobre Alonso Cano, Gaudí, Goya, Velázquez o Picasso, por mencionar a alguno de los nombres más emblemáticos del arte español o de personajes históricos y centenarios como los de Carlos V, Felipe II, Felipe V o Fernando VI y hechos seculares como la expulsión de los judíos, la entrada del Císter en España u otros mil acontecimientos del Descubrimiento de América no pueden ser flor de un día, por las considerables sumas de dinero que arrastran, o por los movimientos de obras de arte y documentos que sólo tendrán una pervivencia más o menos gloriosa en unos catálogos de tipo ladrillo y en algún caso en referencias de prensa y fotos de inauguración. Exponer una obra, un autor o artista y conmemorar su aniversario son objetivos que hay que contemplar con un cierto tiempo y programar desde mucho antes de su inauguración, al igual que los recursos de difusión puestos al servicio de esta manifestación cultural. Programa e itinerancias contemplarán no sólo las fechas de inauguración y clausura, sino cuanto compete a visitas, actividades paralelas, ciclos de conferencias y reuniones científicas, al igual que ofertas educativas y didácticas para el gran público, que la mayoría de las veces tiene una vaga referencia de la conmemoración y el personaje, cuando más.             

Los folletos, carteles, trípticos, revistas y apoyos de la prensa escrita y audiovisual con tiradas especiales, números monográficos y boletines extraordinarios tienen como misión crear un ambiente que favorezca el interés, el descubrimiento de la exposición programada y de paso un cierto apetito cultural. Hay incluso medios de comunicación que hoy se nos revelan de enorme impacto y que incluso se mueven desde el propio valor informativo al del coleccionismo y a otros de enriquecimiento cultural. Los carteles de las exposiciones se convierten por su diseño y lenguaje en carteles o poster, calendarios y productos de una mayor repercusión en el tiempo y en sus usuarios. Piénsese lo que supone utilizar unos calendarios y programas de actividades que tanto en forma virtual o en forma gráfica llevan a gran público a programar su tiempo libre y a incluir alguna de estas ofertas culturales con visitas, viajes u otras respuestas. Las postales, pegatinas, marcalibros, insignias, faldones, reposteros y toda una increíble publicidad urbana tienden a crear un ambiente y cierta psicosis de participación. Exposición Catedral de Calahorra: La Rioja, Tierra y Hombres Exposición Artifex en Museo Arqueológico Nacional manera queda aún mucho por utilizar en una labor de difusión de las Bellas Artes a nivel estatal, cosa que sin embargo vemos cada vez más desarrollado en organismos autónomos, y en exposiciones protagonizadas por Bancos e instituciones como la Iglesia o algunos nuevos usuarios de la oferta cultural en nuestros tiempos. 2.- Material documental para la exposición            

Es evidente que no nos vale la conocida aseveración de que lo único que queda después de una exposición es su catálogo. Pues, aunque ciertamente de la mayoría de las exposiciones y acciones culturales tan sólo queda con el paso de los años un libro que recoge las fichas, imágenes y estudios motivados por esa muestra, en muchos casos se nos revela esto como un ladrillo indigerible, acabada la exposición o el evento que lo motivó, con un interés relativo para algún especialista del tema que quiera hacer a posteriori un estudio o evaluar la muestra. Buena prueba de ello es que la mayoría de los catálogos los vemos cada vez más frecuentemente vendidos de saldo en librerías de lance y en ofertas de libros a una décima parte de su precio.                       

Menos interés parece tener para los comisarios o patrocinadores de la exposición cualquier otro tipo de publicación, sea audiovisual o informática y mucho menos en la red. No sé, si es porque lo que no está en tipografía de imprenta no vale o no suma méritos al cerebro de tales acciones o porque no se ha contemplado nunca que tales medios actuales ofrecen no sólo un abaratamiento de costos, sino una mayor repercusión y una mayor cantidad de documentación, pero abultan tan poco que uno podría pensar que no se trata de una obra concienzuda y seria. Y es que cada vez se hacen mayores ladrillos de catálogo, inmanejables en una visita y con temas que a menudo nada tienen que ver con los objetos expuestos. Junto a los catálogos comenzamos a ver folletos o revistas que presentan la exposición, ilustrados con fotografías y con más o menos calidad tipográfica y de color. Hay asimismo guías para la visita, audioguías que explican las principales piezas de una exposición y que incorporan otros elementos como el sonido, la música y otros temas ambientales, aunque no es de recibo que una exposición como Sefarad que espera recibir en Toledo a varios cientos de miles de visitantes, cuente con diez audioguías. Algo está mal. O la programación de la exposición y la respuesta de público es demasiado optimista o se han quedado cortos en una oferta de difusión y de educación. Me inclino más por lo segundo.                                   

Los audiovisuales, vídeos y todos los multimedia que hasta hace unos años conformaban la motivación y puerta a la exposición, ahora se han convertido en raquíticas muestras de tres pantallas, para la sala de espera o entrada de la exposición, alguna pantalla de televisión repitiendo vídeos más o menos largos y para los que hay que sentarse y tomar su tiempo, o algunos tímidos ensayos de imagen virtual: personajes en movimiento dentro de maquetas tridimensionales. Del mismo modo, los materiales interactivos, ya en pantalla de ordenador o en textos con un descubrimiento a través de resortes o cajas también empiezan a ser habituales y curiosamente, aunque empiezan a ser tan importantes como los vídeos y diaporamas al uso, nunca tienen reflejo en el material producido por la exposición que en muchos casos tendría un uso posterior importante en educación o en algunos niveles de la enseñanza formal. Por todo ello, es por lo que pienso que la justificación de una exposición por uno sólo de sus aspectos documentales, caso del catálogo, es prueba de que no han cambiado mucho los objetivos con los que se siguen programando exposiciones, muestras y acciones culturales.   Boletines de la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes Música en la exposición de Ortiz Echagüe El visitante requiere que aparte de los anuncios y ofertas que conllevan estas muestras culturales, haya alguna persona que de forma sencilla, escuchando y orientando le encamine. Los servicios de relaciones públicas han empezado a incorporar a personal que unas veces con vistosos uniformes o con mostradores más o menos improvisados o fijos atienden las preguntas del público, suministran una información de mano y solucionan las consabidas preguntas acerca de dónde encontrar las áreas de descanso, los aseos, la cafetería o el teléfono. En gran parte de los museos europeos y americanos de un cierto relieve, este servicio está representado en muchos casos por un personal voluntario, que no tiene por qué ser integrado estrictamente por jubilados, pero que en muchos casos se trata de ellos.            

De esta manera, de forma directa y personal responden a esas preguntas e incluso sugieren una visita o paseo según las necesidades y el tiempo del visitante. No se trata pues de tan sólo profesionales uniformadas y educadas para hacer de figuras decorativas, como sucede con la mayor parte de las azafatas y personal adscrito a estas tareas. Tampoco ello elimina la utilización de los medios informáticos que a través de pantallas interactivas y táctiles permiten una información más aséptica, frente a la cálida y amable del personal humano. Museos como el Británico de Londres combinan sabiamente ambos métodos, aparte de estar situados junto a un mostrador abierto que expende toda clase de folletos, trípticos y guías de salas o recorridos de una exposición.            

En este apoyo interno la visita guiada, sea por profesionales o por voluntarios seguirá siendo en los museos y exposiciones de un singular valor. Quizás mucha gente no se atreva a demandar este servicio, pues piensa que cuesta mucho dinero, y quizás también creen mejor realizar el recorrido según sus gustos y tiempo, aunque a menudo se puede constatar que muchos son los que se suman a una visita guiada ya organizada o pegan la oreja para intentar comprender algo de lo que se exhibe, desengañados al cabo de un rato de su suficiencia. Exposición Bizancio, visitas a iglesias ortodoxas Ciclo de conferencias: 20 ilustradores españoles.

Es por ello que las audioguías que permiten este servicio de manera mecánica e inmutable, si bien tienen la ventaja del sonido extra o de que cada uno puede organizar sus pausas y recorridos con apretar un botón, carecen de lo entrañable de la voz humana y más aún si a esa visita guiada se une la dramatización o algunos aspectos manipulativos de objetos y la utilización de un mínimo atrezzo y escenografía. Visitas de la Torre de Londres acompañados de un guardián de ésta o de un yacimiento arqueológico con su excavador o un personaje de los exhumados en los trabajos de excavación es algo más que gratificante y emotivo, a veces imborrable. Hay aulas y centros de visitantes, y en estos momentos en España, la Comunidad de Castilla y León es pionera de ello, en donde uno no sólo puede participar, sino que incluso ataviarse con los trajes de época, usar armas y útiles históricos e improvisar un papel dramático, caso de Ciudad Rodrigo. Teatro y personajes velazqueños en el Museo del Prado Personajes de Perú del siglo XIX en el Museo de América En otros sitios el uso de pantallas interactivas y de paneles  parlantes que a menudo representan a un personaje o hacen que hable un edificio u objeto de arte, y las simulaciones virtuales, caso del Museo del Libro de la Biblioteca Nacional de Madrid, y en ello hay que hacer una especial mención de uno de los grandes diseñadores y creadores de esta forma de exponer en España, como es el caso de Isidro Moreno. El hecho de hablar de avatares, termino hindú que nuestra lengua castellana tradujo como acontecimientos y manifestaciones, pero que a menudo en un museo tiene mucho que ver con asumir un papel o interpretación por parte del visitante.            

Todo lo que pueda apoyar la exposición desde el punto de vista científico de difusión es bien venido para incrementar el disfrute de una visita y mejorar el aprendizaje. Soy partidario de sistemas que incluyan en la exposición el uso de talleres de plástica y de dinamización en los que pueda experimentarse con lo que se ve u oye. Nuestros dos sentidos primeros quedan enormemente robustecidos y hacen que algunas experiencias sean imborrables cuando a ellos se añade el tacto, y no digamos si pudiéramos implicar a esos dos grandes sentidos ausentes en casi todas nuestras exposiciones: el olfato y el gusto. Hace unos años el Legado Andalusí y la Fundación Cultural Islámica decidieron desarrollar algunas exposiciones de este tipo para dar a conocer los Olores de Al-Andalus o todos los sentidos despertados en una ciudad islámica. Un recorrido por el zoco, la medina, la mezquita o los jardines permitían descubrir ese gozo sensual tan desconocido por Occidente. Los Museos de Ciencia han desarrollado en sus últimos tiempos exposiciones en los que el olfato y el gusto tienen una parte fundamental. Incluso el nombre de las exposiciones dice todo: Se ruega tocar, Por narices...            

Las conferencias magistrales, cursos para universitarios, reuniones científicas y simposios son recursos de los que se sirven algunas exposiciones y museos para apoyar el tema que en algunos casos se convierte en justificación para una reunión de sabios y para la elaboración de unas conclusiones. En estos casos, el trabajo da su fruto y alcanza a niveles amplios de la sociedad, ya que no sólo hay que pensar en el público universitario y científico, sino que muchas actividades pueden tener como destinatario al gran público. Aunque este sea aún un aspecto en el que la mayor parte de museos y de muestras expositivas fracasen por rozar unos niveles muy exclusivistas. Prefiero las soluciones de los museos anglosajones y alemanes como las charlas de mediodía, los conciertos o paseos informales, e incluso el té de las cinco en torno a una tertulia y exposición. Desde hace algunos años, en el Ateneo Utoplía que dirijo, equiparo y establezco una relación de actividades paralelas como son las exposiciones, bautizadas como Salones, con las charlas, denominadas Té-tertulias y los cursos prácticos con las visitas guiadas o los encuentros gastronómicos, las llamadas Comilonas.4.- La Producción de la exposición            

Hay dos aspectos expositivos que pueden confundirse con este término, ya que si bien la exposición arrastra de por sí un proceso de producción que no sólo contempla su realización, hay asimismo otro proceso productivo que desemboca en una cada vez más amplia demanda de consumo por parte de los visitantes de cualquier museo o exposición. He podido constatar en algún museo que en proporción el público llega a pasar más tiempo en la tienda o en la cafetería del museo que en la propia visita. Algo que asombra, no sólo por lo que pudiera ser considerado como un efecto contradictorio, sino que habla más de los gustos consumistas de nuestra sociedad y de su mayor repercusión económica y social que de la propia acción cultural que estamos desarrollando en estas páginas.              

Pero, a nadie se le escapa ya que la tienda en el museo y otras ofertas de tipo consumista empiezan a ser de gran importancia y tal como definía y describía hace algunos años el director del Metropolitan, Philippe de Montebello, olvidar tal recurso y la repercusión que de ello se deriva es poco menos que oponerse al signo de los tiempos y perder una de las más importantes oportunidades que tienen los museos de generar luego sus propios recursos y producir sus exposiciones con una cierta libertad de acción. Porque de la producción y venta de objetos, no sólo se deriva el incremento de unos fondos y la posterior inversión en nuevas formas de servicio a la sociedad. Otra cosa es, que el dinero sólo sirva para producir más dinero y entremos en la espiral consumista e irreal que daña la imagen responsable y de servicio público del museo.           

Es evidente que algunas de las propuestas de este paso pueden parecer de gran valor económico, pero poco contenido socio-cultural. Más un análisis sobre lo que supone para un Museo en cuanto alguna acción que permita que se genere una producción de copias, objetos artísticos, materiales didácticos y educativos e incluso la creación de nuevos productos, basados en el diseño y la creatividad de nuevos artistas sobre las propias piezas que se exponen al público. Son frecuentes las exposiciones, sin caer en el secular ejemplo de los grandes museos, donde libros, discos, objetos y recuerdos de lo más variado conviven en sus estanterías y ofrecen a un público muy diverso desde lápices y cuadernos con algunas de las piezas más singulares, hasta programas interactivos, copias y reproducciones en resinas y escayola, ropa y objetos de moda o uso cotidiano que hacen las delicias de niños o adultos y que generan un caudal de compras muy elevado.           

Hasta es constatable que los museos de tipo municipal o privado cuentan con la tienda como un elemento considerable de recursos económicos y de difusión. Mucha gente indaga acerca de aquel pin, pañuelo o disco y de donde se adquirió y si no es la propia imagen y el logotipo del museo y su empaquetado el que hace una auténtica labor de marketing. Piénsese que algunos museos nórdicos ya elaboraban hace años hasta bolsas de compra con sus diseños y con información técnica, asequible para todos, con alguno de sus motivos o piezas emblemáticas.            

En muchos museos, el departamento de copias y vaciados es de una gran categoría, caso del Museo Nacional de Atenas o los más importantes museos europeos. Primero, por facilitar al gran público la forma de llevarse consigo esos objetos gratos y para el disfrute en casa, poder contar con unos regalos de calidad y de la misma forma hacer una publicidad interna muy importante y segundo porque esta labor genera una cierta economía sostenible en pequeños museos en la que están presentes algunos restauradores, artistas y personal del museo que de esta manera consiguen no sólo unos beneficios, sino dar salida a ideas y una creatividad. He visto que museos del Sur de España han optado por una muy abundante producción de objetos en la tienda del museo, otras veces las escuelas taller de arqueología y naturalmente algunos técnicos de artes aplicadas y oficios artísticos han generado una producción de cerámicas, bronces, escayolas y juegos de toda clase. Museos como el de Écija, Jerez, o Carmona han desbancado a los grandes museos histórico artísticos y arqueológicos, caso de Sevilla, Córdoba o Granada, donde no se produce nada. Bien es cierto que como dicen muchos de los directores de estos y otros centros, pues para que no revierta luego nada en el museo, sino en las arcas de Hacienda, no merece la pena molestarse.            

Sin embargo, los grandes centros de exposición se han entregado a algunas empresas semiestatales en inicio y luego privadas que a la manera de Aldeasa u otras comercializan en los museos, centros de comunicaciones como los aeropuertos y algunas tiendas céntricas productos de un costo realmente elevado. Ateniéndose principalmente a la venta de reproducciones de joyas, moda y productos de un diseño moderno y caro.             

Hay una proyección del museo o de las exposiciones que tiende a repercutir en nuestra sociedad, por lo que hay que cuidar las imágenes de cuanto se realiza, incluso los aspectos publicitarios que en este apartado tienen si cabe una singular repercusión, ya que es un arma de doble filo en la que implica la imagen del organizador y los aspectos culturales del museo o exposición en cuestión. Crear una imagen corporativa tiene mucho que ver con un recordatorio y un producto de calidad, más que quedarse en el tamaño o forma de logotipos, letras o colores. En la publicidad, como en el proceso educativo, tiene mucho que ver la repetición y el efecto acumulativo de mensajes reales y subliminales. Conviene crear desde muy primeros momentos una imagen o un título de una muestra y consolidarlo con un estudio de público para ver si dice algo, atrae a las personas desconocedoras de esta acción y si es de esperar un efecto de respuesta. Los recursos a emplear en esta publicidad son lo menos importante, porque si algo hay real es que la comunicación reside en el medio empleado y que sea el adecuado.  Diferentes reproducciones artísticas y arqueológicas comercializadas en Museos y exposiciones  5.-Evaluación de la exposición           

Tanto como consecuencia de lo realizado, como respuesta del público y de su grado de aceptación, satisfacción o transmisión, la evaluación de una exposición o de cualquier montaje temporal o definitivo de una muestra son precisos para precaver futuros montajes, solucionar errores cometidos y rectificar en lo que atañe a contenidos, objetivos y su éxito. Es evidente que las encuestas están para preguntar sobre estos aspectos y no quedarse con la mera recopilación del número de visitantes y la elaboración de unas estadísticas que a menudo sólo hacen confirmar que lo que se quiere demostrar, se cumple sin problemas. Las encuestas precisan de preguntas acerca de la comprensión, aceptación o crítica del contenido de una exposición y del propio programa museográfico que se muestra. La forma de realizar tales encuestas no es a salto de mata, o persiguiendo al visitante de forma implacable y muchas veces poco oportuna. Está claro que el tracking o seguimiento, al igual que las preguntas y encuestas con varias respuestas permiten que el encuestado nos facilite una respuesta objetiva y opte por algunas sugerencias. De otra forma, lo que conseguimos es que las respuestas incidan en todo bien, muy bien o por el contrario haya un rechazo, cosa que es patente en algunos libros de visitantes o cuadernos de firmas. Es más serio que analicemos tiempos de permanencia, circulación y rutas, objetos y piezas con mayor o menor atracción, texto y audiovisuales y su comprensión o aprobación por el público y en algún caso, otros factores técnicos que a menudo se olvidan, como es la accesibilidad, la iluminación, el cansancio o mal de Stendhal y los niveles de conocimiento y aprendizaje antes y después de la visita.            

Todo ello nos permite una abundante posibilidad de correcciones con vistas a futuras muestras de este u otro tipo, más cuando se trata de exposiciones con una cierta itinerancia y con público similares y espacios comunes. Otra cosa es, cuando tenemos que adaptar algunas muestras procedentes de fuera a nuestro público que a menudo desconoce las peculiaridades del arte oriental, de la psicología de algunos pueblos aborígenes o de aspectos humanos y sociológicos que hay que tener en cuenta antes de crear una exposición pública. Partir de unos propuestas didácticas y de un conocimiento del público a quien va dirigida una muestra no sólo es una necesidad, sino que es la base del éxito o la comprensión certera de que sabemos a quién nos dirigimos, cómo, cuándo y por qué, más que partir tan sólo de unas ideas claras y suficientes en cuanto al qué queremos decir, que en la mayoría de los casos es algo confuso o se ignora totalmente.3.- Acción cultural y Educación           

Junto a la Difusión que pretende comunicar y atraer hacia las actividades de un museo o exposición de forma efectiva y con respuestas concretas, la Acción Cultural desarrollada por el centro complementa todo tipo de recursos y acciones: si la exposición tiene un nivel alto o en ella han trabajado diversos especialistas conjuga la presencia de éstos en diversos encuentros, congresos o simposios. ¡Qué menos asimismo que ofrecer cursos, conferencias y ciclos de visitas guiadas u otras actividades que apoyen la muestra. Estas no tienen que ser una repetición de los textos y personas que escriben el catálogo, sino que es preferible buscar otro punto de vista e incluso algo que ayude al debate o a una lectura divergente. Del mismo modo, la convocatoria de debates, mesas redondas, videoconferencias o encuentros bien dirigidos, moderados y con vista a unas conclusiones es algo que es de desear, debiendo de dejarse de lado aquellas exposiciones, muestras y montajes que de manera efímera y sin otras consecuencias nos revelaban a algún personaje, artista o movimiento, pero nos dejaban en ayunas de cualquier otra posibilidad de conocimiento.            

Otro tanto sucede a la hora de preparar las visitas y acciones culturales. Siempre hay un antes, un durante y un después de la actividad. En la fase anterior hay que sopesar cuidadosamente los objetivos y contenidos del programa educativo que hemos puesto en marcha, de tal forma que cada una de nuestra propuestas atienda a responder a las demandas culturales, educativas y sociales de nuestro público. Hay objetivos que tienen mucho que ver con los programas educativos, escolares, curriculares o con una más amplia demanda del público en lo que atañe a educación permanente, caminos para la integración oconcienciación social. Talleres en Exposiciones de Promoción de Bellas Artes: Fotogramas, graffiti, bailando con la luz.  

 

Algunas notas y bibliografía sobre los temas tratados.

Tema de exposiciones didácticas e itinerantes.

LAVADO, Pedro: "Para exponer no basta exhibir o mostrar, hay que exponerse".

IXJornadas Estatales DEAC-Museos. La Exposición. Jaén 1996, Diputación Provincial. Áreade Cultura; pp. 283-298.

LAVADO, P.: "Exposiciones Temporales y otros mecanismos para la puesta en valor delPatrimonio Arqueológico en el marco de la Unión Europea"; pp. 225-238. Tema de voluntariado cultural.

A.A.V.V.: V Jornadas de voluntariado cultural. Santander, 10-12 de mayo de 2000. Madrid 2000, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Consejería de Cultura y Deporte de Cantabria; 227 pp. (Aparte de numerosos trabajos sobre exposiciones y museos, artículo de José Luis Jordana; pp. 124-135). 

Tema de talleres en museos.

GAUDENS, V. y LAVADO, P.:"E1 Museo Arqueológico Nacional ante las demandasculturales de la sociedad". V Jornadas Estatales DEAC- Museos. Valladolid 1988; pp. 155-165.

LAVADO, P.: Un Museo es algo divertido. Talleres en el Museo. Madrid 1988; 64 pp.LAVADO, P.: "Nuevas propuestas didácticas para descubrir y vivir los monumentos ymuseos madrileños" Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas n° 10,   Madrid1999; pp. 189-191.

LAVADO, P.: " La calle de los museos o los museos en la calle. Nuevas técnicas dedinamización cultural para los museos tradicionales" en 100 años de Historia (1900-2000) ICentenario del Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. 

Tema de maletas didácticas.

LAVADO, P.: "Las maletas didácticas en el Museo y en el aula. Valoración pedagógica delas maletas didácticas". La exposición didáctica en el ámbito escolar. Madrid 1992, ElCorte Inglés; pp. 39-50.

LAVADO, P.: "Exposiciones didácticas. Maletas y talleres: el Museo en casa". ColoquiosGalegos de Museos. Orense 1992. Consello Galego de Museos; pp. 111-137. 

Tema discapacidad en museos.

A.A.V.V.:   Museos  abiertos  a   todos   los  sentidos.   Acoger  mejor   a   las personas minusválidas. Madrid. Fundación France. ICOM. Ministerio de Cultura. ONCE; 273 pp.

A.A.V.V.: Un museo para todos. Ponencias y trabajos efectuados en el curso " Un Museo para todos". Santa Cruz de Tenerife. SINPROMI; 336 pp. 

Tema materiales didácticos en museos españoles y europeos.

LAVADO, P.: "Zeitvertrieb oder Auftakt zu neuen Erfahrungen" en Vom Umgang mitDingen. Ein Reader zur Museumspadagogik heute. Munich 1987; pp. 83-88.

LAVADO, P.: "Función educativa de los Museos europeos". Universidad y sociedad.Madrid 1983, Centro Asociado de UNED en Madrid; pp. 145-165.En la Revista de Museología, entre los números 2 y 16, hay varios artículos con el título de VREM, donde se analizan los materiales didácticos de muchos museos de forma alfabética.

Tema de aprendizaje, evaluación de público

Sobre Aprendizaje Informal y Educación en Museos y Patrimonio, ver Mikel Asensio (Universidad Autónoma de Madrid) mikel.asensio@uam.es y Elena Pol (InterpretArt) interpretart@terra.es o su libro: ¿Nuevos escenarios en educación? Aprendizaje informal sobre el patrimonio, los museos y la ciudad, de Mikel Asensio y Elena Pol. 

Sobre museos virtuales.

MORENO,     I.,     "Multimedia     y     museos,     una     pareja     de     hecho"     (2001).www.museodebate.com"El relato del arte, el arte del relato".

Museo (Madrid), núm. 5, 2000.

Museo debate: www.museodebate.com

Museos españoles: www.marc3art.com/museos.htm

Museums of Spain: tuspain.com/arts/musl .htm